lunes, 18 de abril de 2011

Un prototipo de buenas intenciones

Prototype es una marca que me genera sensaciones encontradas. Sin ser la octava maravilla del mundo, el súmmum de la innovación ni la etiqueta petitera por excelencia, por algún motivo logra que detenga el paso cada vez que cruzo por delante de sus vidrieras. Quizá las gráficas tengan un mensaje subliminal, o las marquesinas despidan alguna especie de gas alucinógeno, pero la cuestión es que suelo parar a mirar qué tienen para ofrecerme y, alguna vez, hasta desembolsar algún mango en una de sus prendas.

A su favor tienen los diseños: una combinación bastante equilibrada entre clasicismo y avant garde. Los tipos hacen ropa con la cual uno puede salir a tomar la fresca o dar la vuelta al perro sin llamar la atención por lo ridículo ni parecer un alienígena recién caido al barrio, pero lo suficientemente moderna como para poder ir también a tomar unos drinks a algún reducto palermohollywoodense sin pecar de mojigato. Lo flojo viene por el lado de la calidad: si bien uno no puede pedir la excelencia absoluta por los precios bastante amables de la marca -y aún confesando que hace algún tiempo les compré un calzado que me ha salido de lo más rendidor- podrían mejorar algo las confecciones y los géneros que utilizan. Las terminaciones de Prototype son un tanto pobretonas -la sastrería en particular deja bastante que desear-, las prendas destiñen después de un lapso de uso e incluso se deforman algunas veces, y en las perchas aparecen algunas mezclas con fibras sintéticas -que son particularmente rechazadas por quien suscribe-. De cualquier modo, es una marca que puedo recomendar a quien pretende estar razonablemente bien vestido sin vender su alma a American Express.

Para esta temporada, la propuesta recurre a la tendencia retro que ha contagiado a la mayoría de las marcas que apuntan al hombre sobrio y decente. Para remarcar esa impronta, han subido a Iván de Pineda a un viejo vagón de tren como eje de su campaña gráfica. El resultado me trae reminiscencias a la Francia de principios de la década de 1960. Aunque como no estuve ahí, es más una impresión que me viene dada por el cine de la época que por haber vivido la experiencia.

La paleta apela a los tonos neutros -gris, negro, azul- siendo de agradecer que no hayan adherido a la foránea tendencia a los colores chillones como el naranja o el verde loro. En camisería, el quid de la cuestión pasa por los puños y cuellos a contratono, la cual es una de las pocas modas a las que adhiero gustoso. En sastrería, el modo chic de protegerse del fresquete -al menos para los diseñadores de la marca- consiste en enfundarse en sacos grises de paño o jersey, jaspeados y con botones en contratono. A ese equipo se le puede agregar una campera tejida por debajo y voilà, Ud. ya estará en condiciones de hacerse el dueño de los suspiros de las señoritas de la cuadra. Personalmente, considero que la combinación saco de paño sobre camperita tejida, es una de las formas más cancheras de soportar el frío con cierta informalidad. Los gabanes rectos que ofrece la firma también pueden ser una opción válida en ese sentido.

En definitiva, si lo que Ud. desea, querido amigo, es aparecerse por alguna vernissage con la distinguida impronta de un intelectual de la posguerra, quizá husmear un poco por algún local de Prototype pueda ser una buena opción.

2 comentarios:

Aninka Tokos dijo...

Prototype tiene hermosas gráficas pero las vidrieras no me convencen mucho. Hace unos días vi un jean que no me gustói nada y pienso no debería estar en vidriera. Igualmente las prendas cumplen en cuanto a diseño y tendencias.
Saludos!

Dr. Merengue dijo...

Sinceramente no le he prestado atención a esos jeans. De hecho, el jean es una prenda que no uso desde hace más de una década.