Mucha gente se pregunta el motivo por el cual he decidido abrir este blog. En realidad no se si "mucha gente" se lo pregunta, pero digamos que alguna lo hace. Para ser estrictos, tengo en rigor dos casos probados de personas que se formulan ese interrogante, que vendrían a ser el Dr. Merengue (yo) y su otro yo (es decir, yo también). Siendo francos, resumamos diciendo que, hasta donde sé, puedo afirmar que a veces me pregunto qué es lo que se me dio por ponerme a escribir de moda, comidas, mujeres y otras cosas que hacen al universo de aspiraciones masculino.
Respondiendo(me), creo que la idea ha sido divertirme un poco y rescatar cierto ideal abandonado de masculinidad, particularmente en ciertos ámbitos donde avanza la androginia y se diluyen los matices que hacen a la definición de cada género. No es por ser machista, pero me sigue gustando un mundo donde los hombres son hombres y las mujeres son mujeres, incluso más allá de sus concretas preferencias eróticas.
El mundo de la moda es, precisamente, uno de esos espacios en los cuales resulta menester reivindicar algunos principios de un conservadurismo levemente rancio.
Es que, si alguna vez la industria de la indumentaria masculina tuvo como norte vestir y ensalzar un ideal de hombre viril, seguro de si mismo, poderoso y atractivo, resaltando esos atributos a través de la elección de colores, texturas y formas, hoy la alta moda -capturada por esperpénticos tipejos con veleidades de artistas- intenta establecer un estereotipo de hombre-niño, cercenado de sus características adultas y varoniles. De ahí la tendencia a plantear como ideal de belleza a seguir el bigote ralo y la delgadez extrema, propias del impúber, o prendas que son caricaturizaciones de lo que otrora fuera signo de elegancia, como la corbata (devenida miserable piolín) e incluso la camisa (amputada de la firmeza del cuello o la prestancia de su forma).
Frente a eso, y dada la ausencia de propuestas innovadoras y realmente superadoras, me planto en la defensa de lo tradicional. Del ambo entallado, de la corbata con cuerpo, del cuello italiano almidonado, del zapato lustroso. Del hombre que se hace cargo de sus decisiones, que enfrenta la vida, que se reivindica como adulto.
Se que algunos coinciden y reivindican el pasado como inspiración, y no como burla. Incluso algunas marcas, que respetan a su clientela y no se dejan llevar por la tentación de lo fugaz, también rescatan esos buenos viejos valores en sus propuestas. A ellos va dedicado este artículo.
P.D.: Este post se enmarca en la celebración del "Día Internacional Blogger de la Moda Masculina", propuesta por "El blog más chic".
9 comentarios:
estoy totalmente de acuerdo! basta de marcas de jean que tengan talles tannn chicos! Los jean parecen para nenes de 10 años!
Ropa de hombre, para hombres!
saludos!
Gonzalo, me ha pasado cierta vez, que intenté comprar una remera en un shopping y no me entraba ni la XL. Y puedo asegurarte que ni mido 2 metros, ni peso 150 kg. Al vendedor le entraba, pero sólo porque estaba al borde de la desnutrición severa. La ropa debería ser pensada para adaptarse al cuerpo de la gente y hacerla sentir bien, en lugar de que la gente deba adaptar su cuerpo al capricho de los diseñadores.
creo que somos muchos a los que nos hemos confundido y pensar que estamos comprando en la seccion de infantiles.
Y aunque me declaro seguidor de las tendencias, creo que hay ciertas lineas entre lo masculino y lo femenino que nunca deben cruzarse.
Saludos
Exacto. Esas eran cosas que antes sólo le pasaban a las mujeres, y los hombres lo veíamos como algo extraño. Los diseñadores de moda parecen tener algo en contra de las formas adultas y voluptuosas, y problemas para establecer distinciones de género. Hombres y mujeres tienen diferencias en su conformación física que vienen dadas por la naturaleza, y no se que se les ha metido a los capos de la moda por intentar borrarlas.
Genial, jejeje, me ha gustado mucho tu declaración de intenciones. La verdad es que tp me molesta la androginia pero creo que una defensa del hombre clásico tp está demás. ;-)
Un abrazo,
Jose
Cada cual con sus gustos y convicciones. Yo aquí me planto en defensa del hombre chapado a la antigua y contra el modelo de eterno adolescente anoréxico. ¡Saludos!
Un punto de vista más que interesante! Me encanta como escribís!
Sol, te agradezco el elogio a mi estilo de escritura.
Coincido totalmente. En realidad creo que debe defenderse y no defenestrarse el hombre con comportamiento y apariencia masculina. Si bien da para otro tema la necesidad (y urgencia) de que las mujeres también parezcan mujeres, y no se mimeticen con los andróginos masculinos, la verdad sea dicha, tenemos que tratar de recuperar el lugar que le corresponde a la masculinidad. Digo...
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