lunes, 13 de junio de 2011

"Padre, he pecado"

Se perfectamente que hay ciertas cosas que un guapo de endeveras no debería hacer jamás: usar chupines de colores, comer rúcula, comprarse un Ford Ka, pasear por Palermo Whatever... Y hete aquí que, sabiéndome al dedillo los mandamientos que rigen la vida del porteño de ley, pequé igualmente y no pude evitar caer en el paseo palermitano días atrás. Para colmo, sentí horror y dudé de mi mismo al encontrarme encantado con las prendas exhibidas en cierto local, pero así fue: entré a Penguin y me gustó.

Lo de Don Juan Carlos Penguin en Palermo Calamuchita
Penguin es una marca que siempre tuve identificada con los años '70 y '80 (aunque su historia se remonta a 1955 y comienza con un vendedor perdido en Manhattan que se compró un pingüino disecado), y su retorno a las pistas me daba mala espina, porque se me hacía cosa de metrosexualizados que buscan hacerse los originales dándose un aire retro. Si bien no estaba equivocado, puesto que efectivamente Penguin mantiene una estética que nos retrotrae a los buenos viejos tiempos, en los que la idea de estar en la pomada podía ser representada por Frank Sinatra tomando un Martini después de una tarde jugando al golf -y no por un esperpento tatuado por todos lados andando en patineta, que es lo que a las jóvenes generaciones les parece muy petitero-, es justo decir que la recreación está hecha con espíritu de homenaje y no de farsa. Chusmear entre las perchas es dar una mirada irónica pero condescendiente al pasado, y no reírsele en la cara. Como mirar las fotos del nono cuando era joven y robaba suspiros en los carnavales, y sentirse un poco identificado con él.

¡Con este saco sea el alma de las fiestas!
Y de ese arcón de los recuerdos salen algunas gemas: chombas de algodón con el cuello ribeteado a contratono -muy solicitadas en los cocktails vespertinos de fines de los '50 y principios de los '60-, cardigans trenzados, sweaters a rombos y una línea de sacos que me sorprendió por la calidad de sus terminaciones. Precisamente entre esos sacos encontré la que, a mi gusto, es la perla de la colección: un saco gris de algodón, con la solapa en terciopelo negro e impecable forro en contratono, que haría roncha entre el Rat Pack. También hay una línea de ropa deportiva muy colorida, a la que sinceramente no le di mucha pelota, porque eso de andar de joggineta por la vida simplemente non mi piace.

Así que, querido lector, si a Ud. lo habita el ánimo lúdico y quiere darle un toque jovato chic a su outfit, puede darse tranquilo una vuelta por Penguin sin temor a que los muchachos de la barra se le rían en la cara ni lo rajen del boliche por impresentable.

Combinación caquera: chombra retro + hierro 7 Ben Hogan

Algunos recursos para cuando está fresco pa' chomba


9 comentarios:

Aninka Tokos dijo...

Le tengo las mega ganas a una chomba de esas con ribete blanco. Sé que son para hombres pero, ¿Usted piensa que me quedará bien? Le doy un toque moderno con leggings y botas rojas.
Saludos!

Dr. Merengue dijo...

Estimada Aninka, creo que sin dudas una chomba de Penguin resaltará su femenina figura. Le recomiendo buscar una ajustada y combinarla con bombacha de campo y botas de montar. Pruebe la combinación y después me dice cómo le quedó. Saludos!

Gonzalo Rossello dijo...

Como que el guapo de endeveras no come rucula? jajaja!

Penguin me encanta, tiene una estetica vintage muy seductora.

Saludos y ya me pongo al dia con sus post.

Dr. Merengue dijo...

Estimado Gonzalo, en efecto en la zona de San Juan y Boedo no se conoce otra ensalada que no sea la de lechuga, tomate y cebolla. La muchachada mira con desconfianza a la rúcula, la considera un vegetal exótico y extranjerizante.

Saludos!

Sol dijo...

Todavía no pasé a mirar la nueva estética Penguin, pero debo admitir que adoro la clásica de antaño. Es más, en mis épocas de usar ropa muuy grande al estilo Mary-Kate Olsen, le robé a mi papá un sweater de Penguin y todo el mundo me preguntaba si había vuelto la marca o si era viejo...

Dr. Merengue dijo...

Estimada Sol, es que para muchos, entre los que me incluyo, Penguin (al igual que Fred Perry) era una marca asociada al pasado. Con el relanzamiento de los últimos años, han logrado darle una vuelta de tuerca a esa idea.

Julio dijo...

Mi estimado Dr., me permito hacerle dos acotaciones dos, muy personales, lo que estimo no le causará ningún inconveniente: la primera, es que la rúcula, cualquier interioreño de ley, (entiéndase, los rosarigasinos, y nosotros, los santafesinos), la tenemos más internalizada que al dudoso chop suey, (daría para una carta el tema de esa comida yanqui inventada para los esclavos... perdón, laburantes chinos de los ferrocarriles), vuelvo al meollo, se trata de una ensalada que conocemos desde hace años, más de los que tengo encima. Por otra parte, con las pilchas Fred Perry, si bien son, lo acepto, bastante retro, nunca dejaron de conseguirse, por lo que se ganaron mi respeto como marca que se fue aggiornando ma non troppo, digamos. Y lo felicito por la recomendación a la percanta de arriba, dado que el "slim fit" de las pilchas Grand Slam, da para resaltar siluetas femenoides.Igualmente, me permito recomendar las bombachas de cardón para la mencionada fémina, (para el verano), dado que tienen unos diseños pensados justamente en las curvas naturales. Digo

Aninka Tokos dijo...

Julio: ya que el Dr. Merengue y Usted me recomiendan esa prenda, no dudaré en entrar al probador con ella la próxima vez que visite Cardón.
Saludos a ambos!

Dr. Merengue dijo...

Estimado Julio, no estaba muy al tanto de que la incorporación de la rúcula a la dieta santafesina venía de antaño. De la gastronomía de dicha provincia no tengo más conocimiento que de los alfajores Merengo, el pescado de río y las frutillas de Coronda. Así que doy por válida su afirmación de que al verdadero guapo del río Paraná, sabalero y seguidor de Los Palmeras, le está permitido el consumo de rúcula. Sobre el chop suey, coincido en que está teñido de un manto de sospecha, máxime teniendo en cuenta su apócrifo origen oriental.
Lo saludo afectuosamente y espero tenerlo seguido por aquí.

Estimada Aninka, no dude en hacerse eco de los consejos que le brindamos con mi amigo el Ing. Julio. ¡Atrévase nomás a la bombacha de campo!