Por si aún no se había dado Ud. cuenta, querido lector, le comento que este humilde servidor es un tipo de gustos clásicos. Nada de andar corriendo tendencias ni convertirse en conejillo de indias de diseñadores colifatos. Me place lo probado, lo reconocidamente sobrio, lo que permanece a través de las épocas. De ahí a convertirse en un potencial cliente de Giesso, hay un sólo paso.
Para dar una idea de la impronta de la marca, baste decir que Giesso lleva más de ciento veinte años en el mercado, y alega incluso haber tenido como clientes a los ex presidentes Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca. O sea que están en el negocio desde el año del ñaupa, y desde entonces se han caracterizado por su estilo clásico, sobrio e innegablemente porteño. La atmósfera con reminiscencias a los años '40 que caracteriza sus locales habla bastante de la filosofía que intenta transmitir la empresa.
Sin embargo, y siendo que en principio Giesso tiene todo para atraerme como cliente, algunos detalles impiden que me convierta en su más fiel devoto. Concretamente, he encontrado algunos problemas de diseño en los pantalones -una incomodísima franja de tela que suele recubrir la parte interior de la bragueta, que evidentemente colocó alguien que jamás pasa por el toilette; cinturas extremadamente estrechas, aptas sólo para el hombre "modelo fideo"- y en la confección de algunas prendas informales -camisas que se deforman con los lavados- que me impiden colocar a Giesso en el pedestal de las marcas más caqueras de la Argentina.

Así podemos ver, dentro de la línea más formal, sacos perfectamente entallados y con solapas en punta que recuerdan mucho la moda de la década de 1940 -de hecho se ofrecen sacos cruzados como los que hacían roncha por ese entonces-, que cuadran muy bien con martini dry dry más aceituna en la mano izquierda y bella señorita rodeando el brazo derecho, aunque me temo que sea moda pasajera que se acaba el año que viene. El conjunto se completa agregando camisa rayada con cuello blanco -si puede ser con puño doble para gemelos, mejor- y corbata tirando a delgada pero no raquítica, que es como suele ofrecerlas la marca, en fondos de colores fuertes y vivos divertidos que remiten automáticamente a los diseños de Hermès, o en elegante jacquard de seda liso.
Si el fresco obliga a salir un poco más emponchados, podemos optar por algún sobretodo con estampado príncipe de Gales, bufanda haciendo juego, y sweaters o camperitas de lana.
Para terminar -y ya los dejo seguir viendo la novela- debo decir que otro acierto de la marca es haber resucitado las camperas de cuero cortas y entalladas -estilo motociclista- que combinan más que bien con sweater y camisa polo, o con unos pantalones de jean y botas en un look a lo James Dean que hará las delicias de las chicas del barrio. La campera de cuero es un clásico que retorna cíclicamente, y que siempre podemos tener guardada en el ropero con la certeza de que volverá a estar in tarde o temprano, lo que la convierte en una inversión redituable pese a su precio generalmente no apto para bolsillos exhaustos.
Fotos: www.giesso.com.ar