miércoles, 21 de marzo de 2012

Publicidad berreta



Encontrábase días atrás este servidor esperando que lo atienda el dentista, cuando se le dio por pispear unos magazines de esos que hablan de la nada misma, de las peleas de bataclanas, las casas de la gente petitera y esas cosas. Perdido iba en esas banalidades, propias de quien necesita imperiosamente achurar el tiempo muerto, cuando mi atención se fijó en un par de publicidades. No en esas chiquitas de brujas que prometen enyuntar a dos que no se pueden ver ni en figuritas, o de tipos que por un módico precio te enlozan la bañadera y el bidet. Las que me llamaron la atención fueron un par de página completa, que deben costar unos buenos mangos, y que de tan berretas uno se da en preguntar si en realidad no forman parte de alguna clase de patraña pergeñada por un fabricante de zapatos, un colchonero u otra de esas gentes dedicadas a industrias más bien pedestres, para estafar de algún modo a sus acreedores. Inmediatamente vinieron a mi memoria esas aborrecibles publicidades de la firma Medicorp de finales de los años '80, protagonizadas por una rubia tan insulsa y vestida de modo tan infame, que su presencia como imagen institucional no podía justificarse de otra forma que suponiendo que la susodicha se encamaba con el capo de la empresa.

Para ilustrar a mi distinguida audiencia respecto de estas aberraciones de la publicidad gráfica autóctona, paso a analizar brevemente tres ejemplos de lo que les vengo parlando.

Ejemplo Nº 1: La reina del nightclú

Esta es la historia de un señor que posee un enorme caserón en la zona de Los Polvorines, cuya entrada está precedida por dos descomunales leones dorados y que se encuentra íntegramente tapizada por dentro con motivo animal print. La cosa es que el buen hombre, dueño de una fábrica de mallas y recientemente divorciado, conoció hace algún tiempo, tomando unos aperitivos en Hipopotamus, a una señorita monísima que le hizo explotar el balero. Locamente enamorado, el quía ideó una jugada magistral para ganarse el corazón de la damisela: convertirla en la cara de sus trajes de baño. Para eso llamó a su cuñado, que se da maña con las fotos y hace poco se trajo un tremendo camarón de Miami, y contrató página completa en una revista.

El resultado nos plantea varios interrogantes. En primer lugar, por qué catzo la mina salió en la foto recién peinada, maquillada (nótese el harto vulgar color de sus labios) y con un collar. ¿Acaso alguien se mete así al mar en San Clemente, o se lanza a tirar brazadas en la pileta del Club Kimberley pintada como una puerta? La segunda pregunta relevante es por qué razón ni siquiera le pusieron de fondo un paisaje tropical, una cascada o al menos una pelopincho. La pose antinatural y el abuso de photoshop nos dan una pista de la respuesta: la producción se hizo siguiendo el dudoso gusto del empresario textil, a quien encima embaucaron cobrándole como si se hubieran ido a Bali por dos meses para hacerla y contratado a Mario Testino de fotógrafo.

Ejemplo Nº 2: No se le puede decir que no a un niño...

A diferencia del caso anterior, en que el comitente era un simpático veteranex devenido latin lover, aquí presenciamos la obra de una ex bailarina de teatro de revistas, que merced a un prestísimo matrimonio con cierto afamado futbolista, se reconvirtió en respetable señora y amorosa madre. La doña, para no estar todo el día al cuete poniéndose ruleros y mirando la novela, un día decidió que quería ser diseñadora de moda. Y fue así que trabó relación con unos coreanos que regentean un taller clandestino en la calle Avellaneda y se lanzó a revolucionar el mercado de la indumentaria deportiva.

El negocio marchó viento en popa, y la señora decidió expandirlo con una línea infantil. Y claro, su inquieta hijita (que heredó las pretensiones de diva de la madre) y su encantador primogénito (ya casi en la pubertad y convencido de su cancherísima prosapia) le imploraron, prácticamente al borde del sollozo, protagonizar la campaña publicitaria. ¿Cómo negarse al pedido de estos querubines angelicales?

Así fue como estos dos críos incordiosos fueron a ocupar página central de un semanario femenino, carentes de toda gracia y munidos de pilchas ordinarias hasta el paroxismo. El cuadro fellinesco lo completan un fondo de fuegos artificiales (!), el logotipo mal superpuesto de la marca (obsérvese que oculta parte del calzado de la niña) y el anuncio, incomprensible en el contexto, de un combate de kickboxing entre el conocido matón Jorge "Acero" Cali y "el Ninja" (sic), actividad edificante para los niños si las habrá. Es de esperar, entonces, que estos infantes sigan los pasos de su ídolo pugilístico y pronto se dediquen a patotear a productores agropecuarios descontentos.

Ejemplo Nº 3: Imagen de radio

Desconozco totalmente quien es Ricardo Guazzardi, y no tengo nada contra él. Más aún, viendo que ha sido merecedor de dos premios Martín Fierro otorgados por APTRA (la insigne institución integrada por Cacho Rubio, Luis Pedro Toni y Nora Lafón, entre otras luminarias) estoy convencido de que debe tratarse de un periodista de nota. Por ello me resulta imperdonable que una emisora líder como Radio Rivadavia lo someta al escarnio de aparecer en un aviso que parece salido de una campaña para la intendencia del Partido de la Costa. Uno puede imaginárselo prometiendo la instalación de cloacas y el pavimentado de la rotonda de acceso. Tampoco podemos soslayar el color celeste demodé, la variedad de tipografías que pululan por todos lados y confunden al lector, y ese ¿sol? horrendo en degradé, que nos anuncia que la estrella radiofónica transmitirá desde la mismísima Punta Mogotes.

La invocación de los galardones obtenidos, como toda vanagloria, es de indudable mal gusto. ¿Acaso Radio Rivadavia no puede pagarle a un publicista para que sus avisos no huelan a naftalina y broncedor Rayito de Sol?

Bueno amigos, espero este repaso les haya servido para prevenirse de los muchos rufianes que andan circulando en el ambiente de la publicidad timando a los desprevenidos. Es triste ver tanto dinero, que tendría mejor uso en manos de quien suscribe, es dilapidado en carísimos avisos que socavan la imagen de los anunciantes. Desde ya les aviso que este espacio se encuentra generosamente abierto a los dinerillos de empresarios textiles, radiofónicos, metalmecánicos, transportistas y ferreteros que quieran prestigiarse recurriendo a mi sabiduría y don de gentes.

Cuidensen, que la yeca está complicada.

Ci vediamo la prossima volta!

3 comentarios:

La Ninia Vreeland dijo...

Doctooooorrrrr querido! Me hizo reír a carcajadas! Impresionante lo suyo! Morí con lo de los niños, la pelea de Acero Cali y el Ninja y el futuro de patoteador de productores agropecuarios del infante... No sabe cómo me cambia el estado de ánimo después de leerlo, Dr.
Gracias por éso!

Lola Lola dijo...

¡Dr, el rostro de la prepaga era propiamente la esposa del Sr. Medicorp!! Solían engalanar con su presencia los sociales de Flash y Semanario...
Brillante lo suyo, ¡Que no decaiga!

Dr. Merengue dijo...

Estimada Ninia, me reconforta sobremanera saber que este blog educa y entretiene, y hasta mejora el ánimo de los lectores. Le mando un afectuoso saludo.

Estimada Lola Lola, tenía la sensación de que la señora de la foto era la esposa de Roberto Medicorp, pero no estaba tan seguro como para afirmarlo. Qué tenga un gran fin de semana.