martes, 16 de agosto de 2011

Poor, but with dignity (parte dos)

Hola queridos amigos. Disculpen que los he dejado esperando una nueva entrega de este folletín algo discontinuo dedicado a la exaltación del buen gusto y los must be de la vida del hombre moderno. Me han comentado que algunos lectores han padecido por la abstinencia, incluso desarrollando indisposiciones psicosomáticas como la ceborrea y los sabañones. Pero aquí estoy nuevamente para parlarles un rato sobre el tema que habíamos dejado inconcluso la vez pasada: cómo lucir dignamente sin patinarnos toda la biyuya de la quincena y la jubileta del nono, ambas inclusive.

Había quedado en pasarles algunos consejos, de esos que sólo un buen amigo da, en materia de camisas. Hoy ando con el trastorno obsesivo compulsivo a flor de piel, así que los repasaremos cual listita de mandados.

Tela: Un error harto común en la elección de la camisa, es recurrir a ejemplares confeccionados en infausta mezcla de polyéster. Escuché en ocasiones tipos justificarse de semejante sacrilegio invocando la mayor facilidad para el planchado, pero todos sabemos que detrás de la opción por el horripilante material sintético se esconde simplemente la tacañería y el gusto poco educado. El polyéster no es sólo un género estéticamente cuestionable, sino que en verano contribuye a una mayor sudoración, generando una sputza que te la voglio dire. Por eso, si no quiere ser discriminado de la barra por maloliente y berreta, compre solo camisas de puro algodón, no acepte imitaciones. Por menos de $ 200 pueden conseguirse, por ejemplo, en Zara.

Todo mal: color verde super grasún, cuello enorme y cerrado
Color: Es típico del arrabalero irreparable utilizar camisas de colores fuertes como el naranja, el violeta oscuro, el verde musgo o el negro. Para ahorrarle tiempo en explicaciones innecesarias, se lo digo sin más preámbulos: jamás pero jamás use esos colores, y menos que menos con corbata. El negro es eventualmente aceptable si y sólo si Ud. es un capo mafia, un tanguero o un hombre de la noche. En cualquier comercio de barrio, tienda o supermercado pueden encontrarse los tres únicos colores de camisa que le evitarán parecer el tío borracho de las fiestas de casamiento: blanco, celeste y rosa pálido (en ese orden de preferencia). En todos los casos, la camisa siempre debe ser de un tono más claro que la corbata. Si los colores lisos le parecen un poco aburridos, puede darle vuelo a su imaginación recurriendo a telas con alguna trama, a las rayas o a los cuadros, siempre cuidando que las rayas no sean muy gruesas, porque en tal caso se asemejará a un cajero de esos comederos que expenden sánguches de hamburguesa con papas fritas.

Con ustedes, el cuello italiano
Cuello: El cuello de la camisa suele ser fuente de muchas desdichas. Lo principal es que tenga una buena entretela que le de volúmen y cierta rigidez, porque un cuello que se dobla demasiado es sinónimo de mala calidad y harán que Ud. se vea como un oficinista mal pago. Otra recomendación es que no sea demasiado cerrado, puesto que esos cuellos que son casi paralelos a la corbata son cosa del año del ñaupa, y gracias a Dios han quedado en desuso. En lo personal, creo que el cuello tipo italiano es una opción sumamente elegante, que lo dejarán con aspeto de miembro de la realeza, aún cuando la camisa haya sido comprada en la liquidación de Macowens. Una última recomendación es evitar combinar cuello polo (el que viene con los botoncitos) con corbata, lo cual es un imperativo categórico kantiano, del que sólo se encuentran exceptuados los Testigos de Jehová cuando salen los sábados a la mañana a interrumpir el sueño de los vecinos del barrio.

Una bonita camisa de Zara, que debe rondar las dos gambas
Corte: El corte de la camisa es algo que no tiene relación alguna con su precio, por lo que no existe sobre la faz de la Tierra excusa alguna para escaparle a las reglas básicas del buen vestir camiseril®. En primer lugar, tenga en cuenta que una buena prenda debería estilizar su figura, no hacerlo parecer un matambre ni parecer una bolsa de consorcio: ningún botón ha de quedar tirante, ni sobrar tela por los costados y la espalda formando antiestéticos bollos por arriba del pantalón. La camisa ideal debería ceñirse al cuerpo y ser levemente entallada en la cintura, cosa de remarcar la forma triangular del torso masculino, aún cuando Ud. se esté pareciendo más a una "o" en tipografía arial 10000 antes que a aquella forma geométrica. Una segunda cuestión es el largo de las mangas, que deberían sobrepasar entre uno y dos centímetros la muñeca, de modo de quedar apenas visible con el saco puesto.

Estimados míos, espero que estas breves explicaciones les hayan servido para sacarle el máximo de provecho a su presupuesto, ya sea que tengan que conformarse con una prenda industrial comprada en el supermercado, o que tengan su camisero de medida de confianza.

3 comentarios:

Julio dijo...

Mi estimado Dr., coincido absolutamente con el criterio de la elección de tela, (en realidad, mis axilas rechazan el polyester rociándolo con algo que apesta); una reglita práctica para elegir la composición de la camisa, habida cuenta de la fallutez de algunas etiquetas, es "pellizcar" la tela, si se arruga, tiene más algodón... Con respecto a la elección del color, yo me permitiría agregar el color hueso o el caqui. Lo que no me termina de cuadrar, es el uso de camisas con cuadros combinadas con corbata, en realidad eso es a mi gusto la definición del Pastor Gimenez y sus seguidores. Digamos que debería entrar en la recomendación del "úsese responsablemente". Gran abrazo.

Aninka Tokos dijo...

El cuello italiano es un acierto total en materia de camisas. Le da un aire sofisticado y también estiloso a quien sabe llevar una camisa con esa característica.
Sobre la camisa a cuadros con corbata puedo afirmar que queda exquisita si quien la usa realiza las combinaciones exactas en ambas prendas y además disfruta de lucir tan original y arriesgado. Me sumo a la frase de Julio: hay que usar esa combinación con responsabilidad.
Cariños, Doctor!

Dr. Merengue dijo...

Estimado Ing. Julio, en efecto, hay que desconfiar de la tela que no se arruga. Respecto de la camisa a cuadros con corbata, admito que no es una combinación para cualquiera. La camisa tiene que ser realmente buena y debe combinarse con mucha responsabilidad. Por eso, si no se tiene mucha personalidad y gusto entrenado, mejor quedarse en la camisa lisa o a rayas. Un gran abrazo.

Querida Aninka, el cuello italiano es, a mi personal juicio, la opción más elegante. Con lo de la camisa a cuadros, insisto, debí aclarar que no es una combinación para cualquiera, y es arriesgada en el sentido de que camina por la delgada línea que separa la osadía del ridículo. Como siempre, un gusto tenerla por acá. Cariños!