lunes, 1 de agosto de 2011

Pobre pero digno (part one)

Hay quien piensa que soy highlife de nacimiento, que nunca supe de que la va eso de juntar el mango para parar la olla. ¡Pero no, señor! No he tenido la fortuna de venir al mundo en familia de doble apellido al estilo Alzaga Unzué, Pereyra Iraola o Benegas Lynch. La pilcha a medida, los coches de alta gama, la maison en Barrio Norte y las noches de boite rodeado de bellas féminas son sólo gustos adquiridos merced al arduo trabajo y la fortuna. Antes de eso hube de pelarme el lomo, pasar frío y viajar en colectivo como digno proletario.

¿Y a qué viene todo este cuento? A que, para ser distinguido y cultivar el buen gusto no hace falta ser un bacanazo. Ser un laburante no tiene porqué convertirse en sinónimo de ser un grasún irredimible. Entrenando un poco el ojo y dotándose de paciencia, el buen vestir puede estar también al alcance de la clase obrera.

Lógicamente, hay que amoldar un poco las pretensiones. Un empleado de comercio con salario mínimo de convenio debe olvidarse momentáneamente de emperifollarse con ambos Super 140, timbos Salvatore Ferragamo o abrigarse con pulóveres de puro cashmere. Lo cual tampoco implica resignarse a lucir como un asalariado derrotado, de esos que pululan por el transporte público con la camisa salida del pantalón, la corbata negra deshilachada, peinado con claritos y mochila deportiva.

Hay marcas de calidad tirando a mediopelo y precio amable, que pueden ser exprimidas para obtener un look decoroso, que sobresalga del parámetro de la fashion oficinil. Ejemplos clásicos son Equus o Macowens -la cual incluso ha tratado de incursionar en un escalón levemente más alto del mercado con la marca Carven-, que vienen vistiendo a generaciones completas de empleados administrativos. En tiendas como Falabella o Zara también pueden encontrarse prendas para quedar pipícucú.

Macowens. Barato, pero decente
Carven: un poco más de precio, un poco más de onda

La cuestión es no cometer macanas elementales que llevan a cruzar la fina línea que separa al aspirante a petitero del Rey de la Bailanta®.

El primer paso es comprarse un traje como la gente. Para ello debe buscarse la etiqueta que acusa la composición de la tela con la que está confeccionado -que suele estar escondida en los bolsillos interiores, cosa que uno no la encuentre- y fijarse bien que no diga "100% polyéster", en cuyo caso debe tomarse un bidón de kerosene y un encendedor Bic, y pasarlo al masallá de la sastrería. Lo ideal sería encontrar alguno rotulado como "100% lana", pero probablemente ello implique un shot mortal al presupuesto del asalariado. Por menos de una luca se consigue alguna combineta potable de lana con escasa proporción de polyéster, o un tejido sintético de mejor calaña, como la viscosa. Importante es recordar que no todo lo que brilla es oro, y abstenerse de todo género que brille y su precio esté debajo de los dos mil quinientos pesos. Si brilla y es barato, chorrea muzzarella. Y no creo que Ud. desee verse como un cadete de policía en día libre -creáme que se ven muy mal, o tome el subte B en la estación Villa Ortúzar y compruébelo con sus propios ojos- o un pseudo coiffeur de alguna zona relegada del conurbano profundo. 

Después está el tema del color. ¿Quién dijo que el negro es chic? ¿El tipo que cubre eventos para la revista Pronto? Está todo dicho... El negro debe ser rechazado por las mismas razones que el brillo: si el piné no le da para entrar en Ermenegildo Zegna, mejor absténgase. Colores como el gris oscuro o el azul son mucho más elegantes, y si tienen alguna raya delgada levemente a contratono, le darán un toque de moderada originalidad. 

Finalmente, queda la cuestión del corte. Una metida de pata muy común consiste en ponerse el ambo así como está, sin ningún arreglo. Pero, a menos que Ud. sea el hijo de la señora que hace la moldería, lo más probable es que le quede para el upite. No hay nada más feo que esos sacos que parecen una bolsa de consorcio, o esos pantalones que forman un acordeón sobre el zapato. Hasta la casa más zaparrastrosa suele ofrecer la posibilidad de hacer algún ajuste, si se insiste lo suficiente. La idea es que el saco marque un poco la cintura y quede ajustado al cuerpo. Su largo no debería superar el de los pulgares de las manos colgando a los lados de cuerpo. ¡No es tan facilonga la cosa, eh! Y los pantalones deberían seguir en línea recta la cadera y llegar hasta el taco por atrás y hacer por delante hacer un único pliegue sobre el empeine, cubriendo los cordones del zapato.

¡Puf! Me cansé de dar asesoramiento gratuito. La próxima la seguimos con otras reglas de cumplimiento obligatorio en materia de camisas y corbatas. Quizá en algún momento también tengamos tiempo de analizar el peliagudo asunto de la ropa sport. Ahora los dejo mirando la novela con la patrona, que yo me tengo que ir a jugar al póker con los muchachos.

¡Ci vediamo!

14 comentarios:

Aninka Tokos dijo...

"en cuyo caso debe tomarse un bidón de kerosene y un encendedor Bic, y pasarlo al masallá de la sastrería"... Usted es único, Dr. Merengue.
Esperemos que muchos varones que sufren el traje como si fuera vivir con la suegra las 24 hs., se hagan eco de sus consejos y elijan bien. Tal como Usted menciona, se puede vestir bien sin invertir una fortuna.
Las mujeres también se equivocan eligiendo talles más chicos de los que debieran usar o comprando prendas que a la vuelta de la esquina dejan de estar "de moda". Mejor optar por básicos y talles acordes, y siempre quedaremos bien paradas.
Gran abrazo!

Dr. Merengue dijo...

Estimada Aninka, coincido plenamente. También es lamentable lo de esas chicas que se meten en los pantalones con calzador, y luego las carnosidades les escapan por todos lados. Con un talle más grande podrían pasar del look matambre a la sensualidad exhuberante. Por otra parte, si no consigue kerosene para incendiar prendas de polyéster, puede probar con nafta común o alcohol metílico.

natiti dijo...

"amoldar un poco las pretensiones"jeje que buena frase Doc!
y si, vestirse bien no es pa' cualquiera ni depende de la holgadez financiera. si sos grasa sos grasa y punto!
saludos!

Dr. Merengue dijo...

Estimada Natalia, en efecto, vemos a diario mucho new rich en Mini Cooper, con peinados raros, prendas Armani Exchange y brillos por todos lados, que denotan su vulgar estirpe por más dinero que haya en sus cuentas bancarias.

La Ninia Vreeland dijo...

Bonjour Monsieur le Docteur! Qué paquetería su post, en lo suyo hay charme hasta para hablar de vilezas como el polyester.
Se le agradece profundamente este respiro entre tanta modernidad berreta.

Dr. Merengue dijo...

Querida Ninia, siempre hay que conservar el decoro, aunque sea para referirse a elementos viles como el polyester. Quizá sea un material de utilidad en la industria de los caños para instalaciones sanitarias, o para la fabricación de bolsitas blancas para autoservicios chinos, quien lo sabe.
Por otra parte, no se crea que no valoro algunos avances de estos tiempos. Ahora mismo nos estamos comunicando por la Internet, que es algo maravilloso. Del mismo modo, hace tiempo que reemplacé la vitrola por el CD player, que es un aparato bastante más práctico.

Gonzalo Rossello dijo...

Dr Merengue: como le va?
Si bien conoce mi preferencia por piezas de color negro, debo reconocer que jamas recomiendo ni elijo para mi un traje de ese color. Realmente es nefasto.
Azul y gris, como bien lo explica, es la mejor opcion. Atemporal, relajado y super elegante sin ser muñeco de torta o sermonero a domicilio.

Que bien hace leer sus palabras.

Saludos!

Dr. Merengue dijo...

Estimado Gonzalo, afortunadamente me va muy bien. Espero que a Ud. también la vida le esté deparando sólo satisfacciones. Me alegra que coincidamos en que, en materia de trajes, el negro no es la mejor opción. Luego, para el resto de la indumentaria, todo es cuestión de gustos y, por tanto, materia opinable.
Saludos!

Aninka Tokos dijo...

"Sermonero a domicilio", ¡genial lo de Gonzalo!
Saludos!

Julio dijo...

Mi estimado Doctor, como siempre, un par de comentarios, ya que no felicitaciones por la nota, dado que si estoy siempre por acá es porque disfruto mucho leerlo: con respecto a la falta de kerosene para incendiar los trajes de polyester, le cuento que el mencionado material arde con la simple proximidad de la flama, pero está bueno reescribir Fahrenheit 457 con escuadras de bomberos que incendien trajes de polyester... Me parecen excelentes y muy acertadas las recomendaciones, a las que me atrevería a agregarle la de que la manga del saco deje ver solamente 2 cm. de la manga de la camisa, (aunque no sé si eso no debería encuadrarse en las recomendaciones con respecto a ésta). Como mis ocupaciones y mi hábitat, (Santa Fe), se llevan de patadas con la costumbre de usar traje, (por estas pampas suelen usarla solamente los aprendices de Dr. Picafeces, no sé si lo recuerda, y los visitadores médicos), no solemos encontrarnos en la calle con demasiados ejemplares de grasa clásico con traje berreta, pero sí abundan los new richs que hacen gala de su poder adquisitivo y de su absoluta falta de poder de raciocinio, digamos. Para colmo de males, algunos de los "asesores de imagen" que trabajan en las pilcherías, tienen clichés absolutamente grasa en sus cabezas. No obstante, rescato a quienes hacen su laburo decorosamente, recordándonos algunos must que no dejan de estar buenos, y recomendando la consabida compra de la camisa junto con el traje, aunque sin enseñar las reglas para elegir la próxima camisa que lo acompañe. Lo del sermonero a domicilio, me recuerda que los integrantes de una religión que prefiero no nombrar, se diferencian porque andan con camisas a cuadros y corbatas rayadas o floreadas. Esperamos, como ya imagina, la parte II de esta nota, y la parte III que no dudo incluirá la ropa sport, (look que adopto por comodidad, hábitat, como dije, y profesión). Gran abrazo, Dr.

Dr. Merengue dijo...

Estimado Julio, sin perjuicio de que, por su composición sintética, el polyester arde con sólo acercarle una fuente ígnea, por su alta peligrosidad prefiero utilizar kerosene para acelerar la combustión. La indumentaria que se utiliza en las provincias debería investigarla un poco más, pero de mis viajes a diversas ciudades del interior, coincido en que el traje no se utiliza con la misma frecuencia que aquí en Buenos Aires, ni siquiera en Rosario. Por lo general, en las ciudades medianas del interior no suele haber tampoco lugares para comprar trajes decentes. Gracias si está la vieja tienda del pueblo, vendiendo trajes que atrasan dos décadas. Recuerdo una gente conocida que hace unos años puso un local de indumentaria masculina en Paraná, cerca de la casa de Gobierno, y fue un furor porque vendían más o menos lo mismo que se conseguía por acá. Por lo poco que se, el look "sojero new rich" suele basarse en la exageración de la impronta folclórica (de pronto a todo el mundo se le da por andar con cinturones con hebilla de plata, poncho y hasta sombrero) acompañada de enormes camionetas tipo Toyota Hilux, Mitsubishi L 200 o Dodge Ram.
Le dejo un caluroso saludo!

Anónimo dijo...

EN MACOWENS TIENEN LINDA ROPA, NO ES CARA, ACCESIBLE. ESTA BIEN LAS CORBATAS Y LOS TRAJES. SON PARA LA OFICINA O IR PAQUETE A TRABAJAR A EMPRESAS FORMALES. ESTÁ LINDA LA ROPA. CONFORME.

Anónimo dijo...

Jejej me morí de la risa. Sublime el artículo. Por qué dejaste de escribir? no hay nada desde 2012...
___
Gus

Dr. Merengue dijo...

Estimado Gus, lamentablemente mis múltiples ocupaciones no me dejan tiempo para la labor creativa en este espacio. Quiera el Altísimo que en algún momento pueda volver a ocuparme de estos temas. Mientras tanto, el Internet guarda el recuerdo de tiempos mejores.

Saludos!