Hola queridos amigos. Disculpen que los he dejado esperando una nueva entrega de este folletín algo discontinuo dedicado a la exaltación del buen gusto y los must be de la vida del hombre moderno. Me han comentado que algunos lectores han padecido por la abstinencia, incluso desarrollando indisposiciones psicosomáticas como la ceborrea y los sabañones. Pero aquí estoy nuevamente para parlarles un rato sobre el tema que habíamos dejado inconcluso la vez pasada: cómo lucir dignamente sin patinarnos toda la biyuya de la quincena y la jubileta del nono, ambas inclusive.
Había quedado en pasarles algunos consejos, de esos que sólo un buen amigo da, en materia de camisas. Hoy ando con el trastorno obsesivo compulsivo a flor de piel, así que los repasaremos cual listita de mandados.
Tela: Un error harto común en la elección de la camisa, es recurrir a ejemplares confeccionados en infausta mezcla de polyéster. Escuché en ocasiones tipos justificarse de semejante sacrilegio invocando la mayor facilidad para el planchado, pero todos sabemos que detrás de la opción por el horripilante material sintético se esconde simplemente la tacañería y el gusto poco educado. El polyéster no es sólo un género estéticamente cuestionable, sino que en verano contribuye a una mayor sudoración, generando una sputza que te la voglio dire. Por eso, si no quiere ser discriminado de la barra por maloliente y berreta, compre solo camisas de puro algodón, no acepte imitaciones. Por menos de $ 200 pueden conseguirse, por ejemplo, en Zara.
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Todo mal: color verde super grasún, cuello enorme y cerrado |
Color: Es típico del arrabalero irreparable utilizar camisas de colores fuertes como el naranja, el violeta oscuro, el verde musgo o el negro. Para ahorrarle tiempo en explicaciones innecesarias, se lo digo sin más preámbulos: jamás pero jamás use esos colores, y menos que menos con corbata. El negro es eventualmente aceptable si y sólo si Ud. es un capo mafia, un tanguero o un hombre de la noche. En cualquier comercio de barrio, tienda o supermercado pueden encontrarse los tres únicos colores de camisa que le evitarán parecer el tío borracho de las fiestas de casamiento: blanco, celeste y rosa pálido (en ese orden de preferencia). En todos los casos, la camisa siempre debe ser de un tono más claro que la corbata. Si los colores lisos le parecen un poco aburridos, puede darle vuelo a su imaginación recurriendo a telas con alguna trama, a las rayas o a los cuadros, siempre cuidando que las rayas no sean muy gruesas, porque en tal caso se asemejará a un cajero de esos comederos que expenden sánguches de hamburguesa con papas fritas.
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Con ustedes, el cuello italiano |
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Una bonita camisa de Zara, que debe rondar las dos gambas |
Estimados míos, espero que estas breves explicaciones les hayan servido para sacarle el máximo de provecho a su presupuesto, ya sea que tengan que conformarse con una prenda industrial comprada en el supermercado, o que tengan su camisero de medida de confianza.